De los cuatro a los seis meses el niño empieza a moverse
por voluntad propia, y ejecutar sus piernas y sus brazos con mejor coordinación.
Ahora es capaz de voltearse y estirara su cuerpo para alcanzar un juguete o un objeto que le gusta y
despierta su curiosidad.
Su mente y sus sentidos
logran estar alertas durante más tiempo a lo largo del día, y busca de manera
consciente la compañía de las personas que lo rodean.
La capacidad para expresarse
sus necesidades se ha incrementado notablemente y a los adultos pueden entender
de manera fácil cuando está incomodo, cuando tiene hambre, cuando quiere estar
acompañado, cuando está contento y con ganas de jugar. Ya tiene una mayor
claridad espacial y reconoce los ambientes en que se encuentran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario