Llegar al mundo no es una
tarea fácil. Imaginemos por un momento lo que debe ser, para la delicada
sensibilidad de un recién nacido, la experiencia de sentir el mundo de manera
nueva atraves de los sentidos. El bebé no sabe a dónde ha llegado ni donde está.
Todo le impresiona, sus nervios y sus sentidos están despiertos y alertas. Su cerebro
recibe las primeras impresiones de un mundo que desconoce. La luz y los colores
bailan a su alrededor.
El sonido de la voz materna,
que reconoce porque la he escuchado desde el vientre, lo tranquiliza. El latido
del corazón de su madre, que también reconoce, lo hace sentir protegido. Los olores
del cuerpo de su madre son acogedores y reconocibles.
Todas las sensaciones que le
bebe siente en la piel y las manos son nuevas también. Las caricias suaves, la
tibieza del agua, la calidez de una tela, el aire fresco, pueden provocar una sensación
de bienestar. Cada sonido, cada nueva voz que el bebé oye es un nuevo estimulo
que irá aprendiendo reconocer.
Ilustración
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Desarrollo
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Actividad
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Motora
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1. Acueste al bebé boca abajo, sobre una manta extendida en el piso. Muestre al bebé un sonajero o campanilla de color negro o rojo, hágala sonar y cuando el bebé la mire muévala hacia arriba para que intente levantar la cabeza.
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Coordinación
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Continúe con el bebé boca abajo, descúbrale por un momento la espalda y acaríciesela con un dedo, desde la nuca hasta su cadera. Repita esta acción aumentando el número de dedos cada vez.
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